CAMINAR EN LA FRAGILIDAD
Caminar en la fragilidad
La siguiente reflexión gira en torno a cómo podemos caminar en la fragilidad sin sucumbir al agotamiento psíquico. Principalmente se dirige a quienes sienten curiosidad por su salud mental, y pretende ser una herramienta más para afrontar la crisis existencial que de vez en cuando llama a nuestra puerta. Su estructura simple permite que sea una reflexión de autoayuda, de tal forma que cualquiera que tenga curiosidad acerca del sentido de la vida pueda aprovechar estas líneas para ir reordenando sus inquietudes vitales. Se trata de un saludable ejercicio de reflexión que puede ayudar a prepararnos ante posibles situaciones existenciales y evitar, de esta forma, caer en estado de pesimismo estéril que nos desgaste inútilmente. Cuando un problema admite solución, lo relevante es hallar la estrategia adecuada para resolverlo.
El entrenamiento personal
En los últimos años han pasado por mis manos libros y cuadernos de diferentes estudiosos del entrenamiento personal para afrontar las distintas situaciones que vamos encontrando a lo largo de nuestra vida. Después de leer varias investigaciones que demuestran la inutilidad del sufrimiento y ofrecen pistas para superar el fracaso, claves para aprender a vivir de manera positiva y sugerencias para sanar nuestras mentes, he creído interesante ofrecer mi visión personal sobre cómo podemos caminar en la fragilidad sin quedarnos atrapados por las garras de un mundo que muchas veces nos niega lo que ansiosamente deseamos.
La experiencia es un grado
La experiencia nos enseña que ante una situación nueva y amenazante ponemos todas nuestras fuerzas para sobrevivir. Es evidente que no es necesario tener una varita mágica o estar bien entrenado para salir airoso de esta situación. Gabriel García Márquez publicó, en 1970, el relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber. El mismo náufrago reconoció que su heroísmo consistió exclusivamente en no haberse dejado morir de hambre y de sed durante todo ese tiempo. Él no tenía recursos psicológicos probados en ensayos clínicos, pero sobrevivió porque simplemente no se dejó morir. No tiró la toalla.
Quienes hemos vivido situaciones bélicas sabemos que el deseo de seguir viviendo y conseguir sufrir lo menos posible abre caminos inimaginables. La verdad es que no hace falta estar preparado para sobrevivir. Sobre la marcha vamos abriendo puertas y cerrando otras. Ahora bien, la diferencia entre contar de antemano con recursos de autoayuda y de tener que descubrirlos sobre la marcha está en la cantidad de energías que invertimos en la búsqueda del camino que consideramos adecuado. Éste es el único motivo que puede justificar que el lector siga leyendo estas líneas.
¿Por qué leer mi blog?
En tiempos de crisis emocional, nuestras capacidades para manejar recursos y tomar decisiones se ven puestas a prueba. Mi convicción es que el entrenamiento personal nos permite racionalizar los recursos para conseguir nuestros objetivos al menor desgaste. Esto implica utilizar el mínimo esfuerzo necesario para obtener el máximo beneficio.
Cuando estamos bien entrenados, podemos identificar rápidamente qué aspectos de nuestra vida requieren más atención y cuáles pueden ser manejados con menos esfuerzo. Por eso deseo que la siguiente reflexión sea una de tantas herramientas que el lector puede utilizar para pensar con serenidad en la conflictividad existencial.
Una de las formas de fortalecer nuestra salud mental es a través del ejercicio de pensar sanamente. Cuando reflexionamos serenamente sobre los diferentes procedimientos en tiempos de crisis emocional, estamos llevando a cabo el sano ejercicio de pensar con rigor. Por eso deseo que este blog sea una de tantas herramientas que tu puedas utilizar para pensar con serenidad en la conflictividad existencial. No olvidemos que las emociones y las conductas están determinadas por los pensamientos. Y esto quiere decir que los desórdenes mentales son el resultado de pensamientos negativos: modificando estos pensamientos podemos mejorar las perturbaciones mentales.